Siempre me han caído bien los testigos de Jehová. Es decir, de todos esos dogmas, tendencias y agrupaciones católicas excluyentes innecesarias, los testigos de Jehová son los que parecen más genuinos. Reciben portazos diariamente, no piden dinero tan descaradamente, muchos de ellos han muerto por negarse a recibir transfusiones de sangre y su revista DESPERTAD! tiene en realidad muy buenos artículos, no necesariamente ligados al aspecto religioso (aunque siempre, al final, meten la cucharada).
Además tienen un retorcido sentido del humor. Las fotos de sus reportajes, por ejemplo, son increíblemente dramáticas, sobreactuadas y falsas, todo sea para causar el impacto deseado.
Las expresiones caricaturescas de estos satanizados rockeros y raperos son increibles
También es agradable ver como los testigos de Jehová, durante décadas, le han echado bastante mierda a la iglesia católica, como lo demuestran sus constantes artículos, predicaciones y posters desenmascarando las paradojas de los Cat’s desde la época nazi.
Sin embargo, además de la falla implícita en el hecho de ser una religión, y por ende excluir si terceros no se adaptan a tus totalitarismos, los testigos de Jehová cometieron un error garrafal: hablaron de más y ahora tienen fecha de caducidad… bueno han tenido como 5 fechas de caducidad, y todavía tienen fieles. Increíble.
Charles Rusell fue uno de sus fundadores y de 1874 hasta 1945 le colocó 4 veces fecha límite a la segunda venida de Cristo. Nada pasó, obviamente.
Claro, quizás al no estar rodeado de tan eminente globalización, pudieron maquillar un poco el asunto. Para mediados de los ochenta y principios de los noventa, los testigos de Jehová vuelven a “reinterpretar” su propia profecía. Promueven la confianza en la promesa del Creador de establecer un nuevo mundo pacífico y seguro antes de que desaparezca la generación que vio los acontecimientos de 1914.
Es decir, siguen aferrándose al año 1914 (año del inicio de la primera guerra mundial que ciertamente marcó pauta en la sociedad actual) y entonces los 5 pelones anteriores (si, me faltó reseñar otro) quedan bellamente maquillados y atenuados.
Pero no, no, no, noooo, ya empezaron a maquillar ora vez. La nueva profecía les daría chance de supervivencia de credibilidad hasta, digamos, para ser generosos, el año 2040 (una persona que haya nacido en 1914 tendrá en el 2040 126 años).
Lo cierto es que ya a las nuevas generaciones, no les inculcan esta profecía. Sólo quieren sepultarla con el silencio. He constatado como los rookies no conocen bien la profecía y se limitan a balbucear que “bueno, si, estamos en los últimos tiempos, la cosa está fea… blabla”.
Es una lastima. Los testigos de Jehová, unos tipos con buen sentido del humor y aparente buenas intenciones, se han convertido en los falsos profetas que tanto advierte la Biblia, ese increíble libro con las mejores fabulas, escrito por Dios y otras menudencias aderezadas por el opio.