miércoles, agosto 03, 2005

Renoscopia

Renoscopia

Duque estaba contrariado. Sentado sin ninguna compañía en la sala de espera de un consultorio, observaba fijamente un reno de arcilla que adornaba una mesa.

El reno medía apenas unos 60 CMS y sus ojos estaban cubiertos con escarcha negra y roja. Duque se sentía observado por los inquisidores ojos de adorno, lo cual le provocaba sensaciones muy extrañas. A ratos se burlaba de sí mismo por preocuparse tanto por un objeto inanimado. Cuando su cordura no lo invadía, miraba desafiantemente los ojos del reno. Parecía que el animal lo estaba acusando de algo. Duque sentía que el reno estaba decepcionado e indignado. Incluso parecía que el reno negaba y suspiraba. Duque se acercó un poco al adorno, que parecía murmurar algo entre dientes. Cuando estuvo lo suficientemente cerca oyó claramente: “Duque, ¿Qué haces? ¿Necesitas otra prueba de lo paranoico que eres?”

Duque se sobresaltó. La voz provenía de su padre, que acababa de entrar en el consultorio. El padre le preguntó: “¿Aún no ha llegado el costoso psiquiatra?”. A lo que Duque, humillado y avergonzado contestó: “No papá, todavía no ha llegado el señor Borges”.

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