Los falsos divos/ las falsas divas

De izquierda a derecha: Loyda, actual "presidenta" del Cineclub UNET; Diego Risquez, cineasta venezolano; Grégory David Escobar, ex-miembro del Cine Club UNET y Ricardo "Chewbacka" Guerrero, verdadero presidente honorario del CCU desde hace 5 años y hasta los proximos 10.

He recibido presencial y últimamente muchas dosis de “realidad”. No me refiero a agarrar buseta durante 15 años o mas, o a vivir solo y tener que vivir con menos del sueldo mínimo mientras termino los estudios ni a confrontar, por ejemplo, una separación sentimental. Me refiero a “la realidad” por la cual la amplia mayoría a nivel mundial de los políticos hacen “su agosto”. La realidad que inspira a muchos artistas a realizar sus obras. La realidad que incluso ha martirizado y canonizado personas que la han intentado contrarrestar.

Determinando la senda que voy a tomar académica y profesionalmente, he analizado mucho estos meses sobre la condición pedante y superficial del arte. Las artes, sobretodo las “BELLAS ARTES”, es un cáncer que debe ser extirpado. Quizás por eso mi celebración con la bofetada de Yucef Merhi a Sofía Imber, porque, aún cuando Imber hizo un relativo buen trabajo con el Salón Pirelli, no dejó de ser elitista y distante con la sociedad e incluso subestimó el alcance del espacio que había ayudado a crear.

Pero sigamos hacia adelante. Aunque nunca realmente consideré desviarme de la “senda trazada” (cinematografía), si indagué mucho sobre mi aporte a la posible pedantería del arte. ¿Sería yo, en unos años, cómplice y partícipe de esa arrogancia que tan poco hace por la justicia social? Este país esta plagado de falsas div@s, que se atribuyen rápidamente esa condición por la inestabilidad de los sistemas culturales. Quieren forjarse una imagen antes de que sea demasiado tarde. Hoy estoy seguro que no seré así pero, me pregunto... ¿los falsos div@s habrán empezado como yo?

Luego me di cuenta de que había sido un reduccionista. Tanta realidad acumulada y percibida casi en carne propia me había nublado un poco la mente y había logrado que, como Sofía Imber, subestimara el poder de los productos culturales.

Los que solo servimos para los medios de comunicación tenemos el “poder blando”, esto es, el poder cultural. No somos los únicos que lo tenemos, por supuesto, pero somos los que mejor sabemos utilizarlo. Si tan solo conseguimos a tiempo las maneras de mostrar nuestra manera de comunicación, tendremos un alcance infinitas veces mayor al de una donación, un subsidio o una vida dedicada a la política más noble, aún cuando no sea reconocido ni percibido a la misma velocidad.

En otro tópico MUY relacionado: Adiós Cine Club UNET, ustedes se han ido para la mismísima mierda.

PD: Vean el post del lemurasesino, ya visité su recomendación. Vale la pena.