Novena Revolución

(Play. Pause. Deja que cargue este extracto. Play. Lee)


Powered by Castpost

Mi primer hijo se suicidó en el 93. Fue su forma de decirme que mi sangre y mi nombre lo habían condenado. Que no importase cuantos cambios de nombre intentase, el original, idéntico al mio, con el simple agregado del “Junior”, el que su madre le colocó en mi honor, lo marcaría para siempre. La gente se asustaría al verlo pasar. Ninguna mujer lo querría en su cama, porque a diferencia mía, el fue simplemente un humano. Esa bastarda mujercita, cuyo vientre no estuvo a la altura de mi semilla.

En estos días escuché una canción llamada “S.O.S.”. Estos tipos han acertado una frase: “This is the age of decay and hipocrisy, sometimes i feel like the world isn’t ready for me”. Pero es solo eso. Solo a veces siento eso. No se escaparan de mi tan fácilmente.

La sociedad no solo no me ha entendido, sino que ha hecho exactamente lo contrario a lo que he solicitado. Sabiendo que mis actos no son entendibles por ahora, les he regalado entonces, por su torpeza, varios actos hermosos. Por supuesto, han sido tildados de abominables y crueles. En el 67 me liberaron de prisión, aun cuando repetidas veces solicité quedarme. En respuesta, entre otras cosas, les di el asesinato de una famosa y hermosa mujer embarazada de 8 meses. La belleza de esto es que no manché mis manos de sangre ni de placenta. Lo hicieron unas lindas muchachas, sedientas de falso cristianismo.

Lo he dicho durante años y lo volveré a decir. Lo diré una vez más. Si usted no es capaz de entender el libro Revelaciones de la Biblia, John Lennon ha hecho una interpretación sonora acertada del mismo, en esa genialidad llamada “Revolution 9” que se encuentra en el disco blanco de los Beatles. Todo lo que usted necesita saber sobre nuestro horizonte temporal inmediato y su fin, está contenido en esos ocho minutos y medio. Cuando lo escuche, no tenga miedo. Vea la belleza subyacente en la muerte. Es un cambio. No la condene estupidamente a un cliché alucinógeno o experimental. Lennon tuvo que hacerlo así, sin decoraciones pop-rock. Necesitaba un “Helter Skelter” mas contundente y bíblico, y lo ha logrado.

John Lennon me escribía frecuentemente, aunque lo haya negado hasta el día de su muerte oportuna. En una oportunidad me contó cuan decepcionado estaba de las vacas sagradas que uno mismo se creaba. Lennon adoraba “2001: una odisea en el espacio”, de Stanley Kubrick (uno de mis destellos humanos audiovisuales) y la iba a ver semanalmente. Encantado con la genialidad del director, y sabiéndose igualmente superior pero en el ámbito musical, decidió conocerlo y proponerle crear juntos la versión cinematográfica-sonora de esa apología del cristianismo llamada “El Señor de los Anillos”, de J.R.R. Tolkien. Salió decepcionado de la reunión, preguntándose muchas veces como era posible que el director de “2001: una odisea en el espacio” fuera tan común y ordinario.

Lennon pretendió crear la segunda venida de Cristo a través de una dualidad artística. El ignorarme en esa condición le hizo saborear la decepción. ¿Qué le regaló el destino? Una película multimillonaria, creada por un gordo neo-zelandés, con alta calidad, pero con mínima profundidad adoctrinante.

Lo mismo le paso a Polanski. Abandonó a su preciado tesoro durante los vitales meses preparatorios de vida para firmar un film abiertamente satánico, y recibió la espada de hierro de Dios por su aberrante comportamiento.

Regresando a mi, les puedo decir que soy un prisionero modelo. Quiero darle la oportunidad a la sociedad contemporánea a que, una vez más, vuelva a equivocarse. El año que viene tendré la posibilidad de salir libre. Por supuesto que moveré esos hilos. Tengo que constatar una vez por todas que eso llamado occidentalidad pide a gritos mi reinado. Si el cinismo que se ha apoderado del imaginario cultural termina nublando el sentido común, veré que conscientemente, se han equivocado. Pero es el inconsciente el que importa. Desean que los lidere. Desean que mi influencia en la cultura pop no tenga barrotes de por medio.

Y si que tengo planeado destrozar a puñaladas varios paradigmas. He tenido una visión profética desde hace algunos años: Desde lo alto de una montaña, con un cielo ensangrentado y nublado, abrazando a mi amante-virgen personal Susan Atkins, con “Revolution 9” sonando a todo volumen en todo el mundo, volveré a alinear mujeres embarazadas frente a mí, pidiendo clemencia por la vida de su bebé. Y en el momento más cumbre de la obra subestimada de Lennon, ordenaré a cientos de hermosas muchachas drogadas y sexualmente activas a apuñalearlas cientos de veces en el nombre del nuevo orden.

Y entonces Depp se avergonzará, Young se mostrará confundido, Reznor odiará su espiral descendiente, Manson (el cantante) apretará los dientes impotente y Polanski, una vez mas, llorará desconsolado. La cultura underground me dio notoriedad.

Y todo gracias al cinismo y a la desesperanza social.

Ojalá no me sorprendan ahora con cosas tan vacías como el amor, el sentido común y la moral. De pasar eso, terminaré condenado a ser un simple ex - drogadicto asesino, bocón y jodido psicológicamente, mirando con expresión perdida desde una franela negra que reza “Charlie Don’t Surf”, o peor aún, desde el header del blog de algún imbecil subdesarrollado.