El Conde del Guácharo. Fenómeno incrementador de visitas a los blogs. Que no obviaré.
Primero que todo, mi opinión con respecto a
Benjamín Rausseo.
Benjamín Rausseo ya no existe. El que existe es el
Conde del Guácharo. O mejor dicho,
“Er Conde el Guácharo”. Benjamín Rausseo es el nombre que utiliza Er Conde para abrir cuentas, facturar, cerrar negocios, y otras vicisitudes burocráticas. Aunque su alterego burocrático hable 6 idiomas (entre ellos, “musipanés”) y tenga 3 carreras universitarias,
Er Conde es un comediante que desde hace 20 años poseyó a
Benjamín Rausseo. Siempre será un comediante. Ha hecho de los peos, la mierda, el orine, el vómito, la borrachera y el machismo extremo una carcajada obligada, cuando la ha puesto en sus labios. El que niegue haberse reído con
Er Conde miente, o está muerto.
Yo personalmente disfruto escuchando al Conde. No tengo ni tendré nunca ninguna de “sus producciones” ni mucho menos me gastaré cientos de miles de bolívares para verlo en vivo. Gastar esa cantidad de plata para que te apabullen con el micrófono con chistes repetidos (pero igual de efectivos siempre, eso sí), es algo que prefiero ahorrarme escuchándolo en esos CD’s quemados que siempre en alguna reunión informal aparecen.
La popularidad del Conde a nivel humorístico se debe a que encierra en un solo personaje -ya casi inmortal para nuestro gentilicio-, lo socialmente aceptado como “peor”. Es borracho, feo, ordinario, sucio, creído a ratos, violentamente machista, homofóbico, obsesivamente materialista, superficial, escándaloso, básico, improvisado, irresponsablemente emocional y nada racional.
Er Conde no es ningún guevón. El sabe que es la personificación del morbo nacional. Es nuestro “sifrino e`monte” perfecto. Aspira a instaurar una monarquía chabacana, dándonos su visión de lo que es “ser venezolano”. Visión certera en muchas ocasiones, pero desastrosamente limitada.
Ahora, la popularidad de
Er Conde a nivel político es un sabroso vacilón. Hasta yo quiero verlo medirse en primeras instancias con los políticos. El problema es que
Er Conde, además de todos los “atributos” arriba mencionados, ha aprendido y perfeccionado en estos años la técnica del “carajeo” superficial.
Er Conde sabe carajear a quien sea. Creo que nadie quiera medirse al Conde en una borrachera, pues su mente se ha estructurado para dar respuestas ofensivas y “carajeantes” a la velocidad de la luz, con carga efectista fulminante, muy divertida, y carente de cualquier argumentación o profundidad. Sólo hace falta una imagen visual sexual, asquerosa u ofensiva para derrumbar cualquier argumentación. Básico pero letal. Que arrecho y carismático es
Er Conde.
Cuando, ante una interrogante lógica, el candidato con sombrero e`cogollo se limitó a responder que pondría a
Loló Ferrari y a
Yuyito en el Ministerio de Agricultura y Cria, porque “todos estamos mamando”, supe que no había posibilidad alguna de que
Benjamín Rausseo resucitara.
Er Conde y sólo
Er Conde es el candidato presidencial. Supongo que sus hipotéticos votantes serán felices en un país con sobredosis de humor. ¿Qué importa la inflación o la pobreza? Er Conde se limitará a decir un chiste y nos hará reír. ¿Qué importa que en Palestina haya una matazón irresponsable?
Er Conde, con sólo un chiste, nos hará orinarnos y hacernos entender que eso es peo de ellos. Y así avanzaremos a una pseudo-monarquía verdaderamente populista. Los chistes no están mal, lo que está mal es que, después de reírnos, no haya una respuesta de verdad. Tras escuchar un CD entero de
Er Conde (o dos, cuando el alcohol es suficiente) uno tiende a reírse menos de sus chistes, hasta cansarse y quitarlo. Al día siguiente, igualmente, hay que levantarse a trabajar.
Un comentario de
LuisCarlos en par de posts pasados decía
“el que se tome en serio al Conde, pierde”. Ciertamente, ese escenario casi surreal en el cual
Er Conde del Guacharo obtiene la presidencia de la República, es sencillamente el máximo cliché del venezolano improvisado e irresponsable, donde la organización, responsabilidad y el intelecto no son virtudes, sino aderezos o, en caso de carajeada, terribles defectos. El que hable en contra de
Er Conde es una doña moralista, un imbecil que se la tira de intelectual, un estirado de mierda. Maniqueísmo puro. El gobierno de
Er Conde no sería muy tolerante que digamos. Y esta candidatura, si se torna “seria”, dará el primer indicio. Sin plan de gobierno alguno y basándose solo en burlas a las fallas de los otros candidatos (o de quien ose preguntarle algo “serio”). Guerra Sucia tipo FeCal, pero sin plan de gobierno (ni siquiera malo).
Estos días he recordado muchas frases con respecto a
Chávez, tales como “¿Cómo se le ocurre a Chávez intentar besar a la reina?” o “Ese carajo habla muy feo” o “Chávez es un ordinario” o “Me da una vergüenza que un zambo como Chávez sea mi presidente”. Bueno, supongo que con
Er Conde como presidente todas estas abominaciones políticas cesarán.
Por aquí, seguiré viendo con simpatía este nuevo sketch de
Er Conde, pero sin considerarlo un candidato real, al menos hasta que empiece a hablar en serio. “Hablar en serio” y “hablar serio” son dos cosas diferentes.
Er Conde, con respecto a su candidatura, no ha hecho lo primero. Hay una frase que sentencia que “El humor es una cosa muy seria”. Creo lo mismo. Pero también creo que esa seriedad no le llega por los talones a la seriedad de administrar un país. Sabiendo que puedo equivocarme (y hasta anhelante a ratos por ver como algunos paradigmas se derrumban), creo que alguien que ha sido comediante toda su vida (y mas del estilo de
Er Conde) no debe ni puede llegar a ser presidente de una nación en un par de meses. ¿Una ideología basada en chistes sucios? Me río, pero no voto por eso.